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Grafoespionaje

Lewinson, Einstein, la CIA y la Grafología

De las cosas que más impresionan en la web, la posibilidad de acceder a correspondencia manuscrita entre los grandes. Esta carta la escribe Albert Einstein a Thea Stein-Lewinson:



En la página de Christie's, figura como objeto de subasta. Einstein felicitaba a Frau Stein-Lewinson por un libro suyo y de Joseph Zubin, Análisis de escritura a mano: una serie de escalas para la evaluación de los aspectos dinámicos de la escritura a mano, publicado en Nueva York, en 1942. 

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Imagen de T. Lewinson, de la galería del Dr. Ploog  (http://www.handwritingpsychology.com/gallery/) quien en 1997, en Munich, le hizo la entrevista que publica Francisco Viñals:  http://grafologiauniversitaria.com/grafoanalisis_servicios_secretos.htm

Christie's, al transcribir el contenido del documento escrito en alemán, reseña dos cosas que sirven para centrar el gran debate sobre la Grafología: que Lewinson fue una grafoanalista pionera y que Einstein apreciaba que se hubiese podido separar claramente lo objetivo de lo puramente intuitivo. ¿Fue la Sra. May una pionera de la materia? La respuesta afirmativa implicaría que toda una legión de grafólogos se estableciese en la CIA después de que ella abriese camino. ¿Es posible manejarse en grafología en el terreno de lo puramente objetivo? De ser así, se despejaría la sombra que persigue a nuestra disciplina, siempre en peligro de ser calificada como un "arte".

Cómo andan de Grafología en la CIA?

Una búsqueda en la web de la CIA con el término "handwriting analysis" arroja 5 resultados:  
https://www.cia.gov/search?q=handwriting+analysis&site=CIA&output=xml_no_dtd&client=CIA&myAction=%2Fsearch&proxystylesheet=CIA&submitMethod=get
Uno es el documento desclasificado en 1994 de Keith Laycock. Otro es un tratado sobre pericia caligráfica y documentoscopia de James Van Stappen. El escrito original de Keith Laycock está publicado en la web de la CIA en   http://www.foia.cia.gov/sites/default/files/document_conversions/89801/DOC_0000607328.pdf
http://www.grafoanalisis.com/ICG-12-LaGrafopsicol.Herram.Intel.pdf

Para conocer sus trazos principales, se puede consultar La Grafología como herramienta de evaluación en Inteligencia, de Mariluz Puente:

Afirma Laycock que la Grafología tiene dos ramas: una establecida y "respetable", dedicada a la identificación de las personas por su escritura, y otra rama considerada la oveja negra, la que se dedica a la evaluación de la personalidad. En el original la autora aporta un ejemplo, según dice ella misma, para convencer al escéptico sincero de que no puede rechazar esta disciplina sin más. El ejemplo versa sobre la charlatanería, una cualidad personal muy inconveniente en el ámbito de los servicios secretos:
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A. Un caso extremo de locuacidad: la escritura es grande y extendida, las o están abiertas. La letra es creciente y el margen derecho no se respeta. La escritura se inclina poderosamente hacia adelante, hay choques, las líneas son ascendentes y las mayúsculas, grandes, no están dibujadas meticulosamente. La barra de la t está bastante a la derecha del eje vertical, indicando prisa. La escritura es ancha, pesada y brutal. B. Un caso extremo de boca cerrada: la escritura es pequeña y refinada; la letra o está cerrada a la izquierda y anudada. Los márgenes izquierdo y derecho son amplios. La inclinación de la escritura, vertical y a veces invertida. Los bucles inferiores están muy juntos, uno, incluso, sellado. 

Laycock se posiciona del lado de la Grafología, de su utilidad, de su validez, pero hace una declaración sobre la naturaleza de nuestra disciplina que es como un hachazo: la Grafología es un arte, no una ciencia y, por tanto, la calidad del resultado depende de la capacidad del "artista". Niega que se pueda juzgar la efectividad de la grafología estadísticamente, en razón de los resultados obtenidos por una mayoría de sus practicantes. Y, no contenta con lo anterior, advierte de que un gran número de grafólogos solo son diletantes o charlatanes.
La autora lamenta que no se haya llevado a cabo una prueba adecuada, al menos en EEUU, para determinar si cualquier grafólogo puede obtener resultados precisos en el área de delimitación del carácter. Pero nosotros sabemos que en Europa sí tuvo lugar un experimento en este sentido. Fue Alfred Binet quien se dedicó durante un año a examinar a lo más granado de la Grafología de principios del siglo XX. Sometió, a grafólogos y no grafólogos, paralelamente, a todo tipo de pruebas de interpretación de la escritura para deducir rasgos de personalidad. Se puede consultar algunos detalles sobre el Reality de Binet en    http://es.calameo.com/read/000678662782e38c2f4dc


 
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 Alfred Binet y Crepieux-Jamin, examinador y examinado en  lo que hemos llamado el Reality de Binet.

Las conclusiones a las que llegó quien examinó tan concienzudamente la Grafología se publicaron en 1906, en la obra Les révélations de l'écriture d'après un contrôle scientifique, y no fueron demasiado favorables. Binet pide a los grafólogos un esfuerzo de método y de demostración. Parece ser que posteriormente reconoció la validez científica de los métodos grafológicos en lo relativo a determinar los signos de la inteligencia en la escritura. Hay que recordar que el campo de la inteligencia y los instrumentos para su medición -los test- eran el terreno específico en el que trabajó este psicólogo.
Sin embargo, volviendo a la CIA y al año 1959, la réplica a Keith Laycock no se la dio alguien que mirase a la grafología con simpatía, como ocurrió medio siglo atrás, sino E. A. Rundquist, en un informe que es casi una diatriba:   https://www.cia.gov/library/center-for-the-study-of-intelligence/kent-csi/vol3no3/html/v03i3a04p_0001.htm
A pesar de que el documento rezuma predisposición en contra de  aquello que somete a juicio, sí hay algunas notas que aporta el autor de las que es obligatorio aprender. Por ejemplo, el efecto Barnum, del que asegura que es el mejor amigo de un charlatán: si el informe de personalidad de un análisis grafológico se formula en determinados términos neutros, el autor de la grafía siempre se reconocerá en él. En este sentido explica una anécdota sobre cómo, cuando daba clase a doce oficiales de inteligencia europeos que se inclinaban favorablemente por la grafología, les solicitó una muestra de letra y posteriormente les entregó un informe de personalidad exactamente igual a todos. Diez de los doce alumnos estuvieron muy de acuerdo en que aquella descripción -que tomó de un periódico alemán- se correspondía con su personalidad.
Rundquist llevó más allá su experimento presentando a los oficiales una serie de preguntas de tipo test formuladas de tal manera, que casi todos sus alumnos contestaron prácticamente lo mismo. Hay que afearle al furibundo detractor de la grafología que no especifique en su informe si, a resultas de su travesura, abjuró también de la psicología o la estadística.

El efecto Barnum y el gran público 

Sin embargo, hay algo que repite Rundquist y que está cargado de razón: quien debe validar el resultado de un estudio de personalidad a partir de una grafía no puede ser nunca el autor de esta grafía. La validación se debe llevar a cabo por medio de una prueba técnica.
¿Qué ocurre entonces con los estudios grafológicos de figuras públicas? Literatos, filántropos, héroes presentes y pasados... los ejecutores de las grafías no están, pero el efecto Barnum se desplega en este campo en todo su esplendor.
En este fenómeno están implicados un sujeto agente, el charlatán,  y un sujeto paciente, el autor de la letra, que espera un resultado de la observación. La opinión pública toma el lugar de sujeto paciente  y el grafólogo -el mal profesional- se guardará mucho de contradecir el imaginario colectivo con
algún rasgo de personalidad que no encaje en lo que el público da por cierto sobre el personaje. Es más, puede llegar a afirmar que observa en la letra trazos de personalidad que solo existen en la opinión pública, no en la grafía.

¿Cómo andan de subjetividad en las ciencias físicas?

Un siglo después del experimento de Binet hay que mantenerse firme en la batalla por la cientificidad, una lucha sin cuartel que comienza con la actitud del grafólogo y acaba con el contraste de los resultados por los medios técnicos adecuados. Sin embargo, desde el punto de vista del equilibrio de fuerzas entre el ámbito de las humanidades y el de las ciencias físicas, no estamos en absoluto en el mismo punto que hace 100 años:
"En el último siglo, el irrealismo, que reinaba en las disciplinas humanistas, mientras la ciencia moderna nacida en el XVII se aplicaba a su oficio, acabó por contaminar los propios laboratorios. En física, revoluciones como la relatividad o los cuantos obligaron a sus herederos a hospedar al incómodo polizón de la subjetividad e impredecibilidad de lo real. En biología, científicos empitonados por las ideologías de moda abogaban por la cultura como único talismán explicativo de nuestro comportamiento. Por último, una importante corriente entre los investigadores de la mente aseguraba, en una pirueta paradójica, la existencia de un algo ausente en la conciencia que nunca nos permitirá reducirla a su sostén material."Lo afirma Daniel Arjona, historiador y periodista, en su libro La venganza de la realidad, donde nos descubre a unas ciencias físicas, supuesto paradigma de la objetividad, a vueltas con el subjetivismo.
No se trata de concluir con una especie de "Mal de muchos, consuelo de tontos", pero sí considerar que quizá ninguna rama del saber ha coronado la hazaña que Einstein atribuía a Lewinson: separar lo objetivo de lo puramente intuitivo.  Sin embargo, a la lucha por conseguirlo se le sigue llamando ciencia.



Grafopsiquiatría



De psiquiatra en psiquiatra 

Estoy investigando un poco sobre la historia de los escritores de cuentos de terror para comprobar si hay una relación entre las grafías de Poe, Maupassant, Lovecraft, Machen, Bierce y otros desde algún punto de vista relacionado con lo numinoso.  Quiero intentar un  experimento en la línea de Écritures de poètes, graphologie et poésie, pero aplicando solo Grafoanálisis, pues el resto de la batería que utiliza Gille-Maisani está fuera de mi alcance. Entre otras profesiones, era psiquiatra.
Uso como base de mi búsqueda un texto del que se considera la máxima autoridad en literatura de terror, el de Rafael Llopis, Historia natural de los cuentos de miedo. Curiosamente, es psiquiatra.
El texto de Llopis me ha llevado a leer Genialidad y Psicopatología -gracias a Dios que se puede comprar todo de viejo online!!!- de un tal José M. Sacristán, tambien psiquiatra. Bien es verdad que estamos en el terreno del Nervioso de Le Senne, el tipo que puntúa al máximo en enfermedad mental, pero me parece sorprendente.
Y al final de esta concatenación de psiquiatras escritores interesados en el arte y la literatura, me he encontrado con un ejercicio de Grafología tipográfica. El libro de Sacristán -científico evacuado de Madrid a Valencia, junto a Machado, por el gobierno de la República en el 36-  tiene una portada aparentemente sencilla pero que daría como para escribir un  tratado de Grafotipografía. Probablemente al que maquetaba le tocó hacer el diseño de portada y recurrió a sus armas secretas: los tipos.






El libro mantiene -no de un modo reduccionista- que hay un vínculo poderoso entre la psicopatología y la genialidad. No equipara psicopatología a lo que entendemos hoy como psicopatía, pero el tipógrafo sí lo hace, sí establece esa equivalencia. En consecuencia, ambos términos, Genialidad y Psicopatologia, están elaborados básicamente con el mismo tipo sobrealzado y en mayúsculas. Dice María del Carmen Doyharzabal en http://www.grafopatologia.com/articulos/mascarasdelpsicopata.html refiriéndose a la escritura del psicópata que "La escritura alta indicará el excesivo sentimiento autoestimativo, que a través del narcisismo y el egocentrismo pretende el permanente reconocimiento". El grafólogo sabe que ese sentimiento es la fuerza motora de muchos creadores, aunque intervenga el mecanismo de la sublimación.
Una vez establecida esa base común tipográfica para la Psicopatología y la Genialidad ¿qué hace el tipógrafo para introducir el elemento diferencial en favor de la Genialidad? Ataca la rigidez y crea una zona media.
Genial este tipógrafo. ¿Alguien pudo hacer más con dos palabras?

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